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miércoles, 14 de febrero de 2018

El gran marrón de Winston Churchill

Christoffer Nolan nos sumergió en una intensa experiencia sensorial cinematográfica el verano pasado con Dunkerque, metiéndonos de lleno en el fragor de la batalla. Sin embargo, lo que se vive en las trincheras, ha sido perpetrado previamente en los despachos. Esa trastienda de la histórica batalla de Dunkerque es lo que nos cuenta el peculiar director Joe Wright en El instante más oscuro (The darkest hour).

Y digo peculiar, porque realmente la filmografía de este cineasta está jalonada de
títulos como Expiación, Hanna, El solista o Anna Karenina, manejando así distintos géneros con un estilo narrativo muy particular. En esta ocasión nos ofrece un retrato de Winston Churchill, uno de los líderes mundiales más controvertido del siglo XX, en el convulso momento de su nombramiento como Primer Ministro británico. La primera conclusión que se puede sacar tras ver la película, es que si las cosas estaban tan mal como se muestran en pantalla, es un milagro que Hitler no ganara la II Guerra Mundial. El caos de organización y gestión reinante en aquel momento en el parlamento británico, era total y absoluto. Se suele hablar de Churchill como un estadista, y ciertamente el filme lo muestra como avezado político con mucha experiencia en asuntos de estado, aunque con una reputación bastante cuestionable entre sus colegas. Su faceta más destacada en la película es la de orador, asociando el secreto de su éxito a su gran capacidad de convicción en sus discursos.

Protagoniza el veterano Gary Oldman en la piel de Churchill, que interpreta muy convincentemente al mítico líder, tanto que está nominado a los Óscar como mejor actor principal y parte como favorito. De hecho, ya ha recibido el Globo de Oro por esta actuación. La película estará en la gala de los Óscar con un total de seis nominaciones, incluyendo la de mejor película. Las otras cuatro corresponden a maquillaje, vestuario, fotografía y diseño de producción. Muy justificadas, pues estos apartados contribuyen en buena medida a la espléndida ambientación de la que hace gala la película. No obstante, otro factor que ayuda a crear esa tensa atmósfera, es la música, que no ha sido nominada. La estupenda partitura corre a cargo de Dario Marianelli, con quien el director Joe Wright ha trabajado ya en sus anteriores películas.

Cabe destacar también la presencia en el reparto de Kristin Scott Thomas, muy conocida en los años 90 por títulos como Cuatro bodas y un funeral, El paciente inglés o Caprichos del destino. Fue también la década dorada de Gary Oldman, con títulos como El profesional, El quinto elemento, Amor inmortal, JFK o Drácula.

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